domingo, 3 de marzo de 2013

Cap.68 (Nandayure Carbonell Torrealba 7-2)

Apenas él le hablaba el maría, a ella se le agolpaba el pecho y caían en depresión, en salvajes emociones, en sentimientos desesperantes. Cada vez que él procuraba arreglar las cosas, se enredaba en un abismo sin fondo y tenía que superarlo de caída a levantada, sintiendo cómo poco a poco las situaciones se empeoraban, se iban atropellando, matando, hasta quedar tendido como el piso de casa al que se le han dejado caer unas semillas de desprecio. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se arrancaba los pensamientos, consintiendo en que él aproximara suavemente su alma. Apenas se entrelazaban, algo como un holocausto los separaba, los fastidiaba y exaltaba, de pronto era el clima, las hojas de las plantas, la extenunate armonía del viento, los animales del bosque en una desentonación desesperante. ¡Odio! ¡Odio! Enojados en la esquina del cuarto, se sentía deformidad, inquietud y todo se alumbraba en un profundo murmullo, en cascadas de largos pétalos, en lágrimas casi crueles que los asfixiaban hasta el límite de las montañas.

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