domingo, 3 de marzo de 2013

Cap 68 (Michelle Rojas 8-1)

Apenas él le armaba el poema, a ella se le golpeaba el camisón y caían en hendijas, en salvajes animales, en sustos exasperantes. Cada vez que él procuraba reclamar las incoherencias, se enredaba en un pensamiento quejumbroso y tenía que correr de cara al aser, sintiendo cómo poco a poco las ardillas se bañaban, se iban alternando, cumpliendo, hasta quedar tendido como el tigre al que se le han dejado caer unas semillas de cas. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se torturaba los pensamientos, consintiendo en que él aproximara  suavemente sus ofensas. Apenas se entrelazaban, algo como un cocodrilo los acorralaba, los presionaba y observaba. De pronto era el clima, las condiciones convincentes de las bellezas, la gente pasiva del sol, los problemas del señor en una mítica promesa. ¡Señor! ¡Señor! Pensando en la cuesta del muelle, se sentía mareado, liviado y asustado. Temblaba el piso, se vencían las plumas, y todo se viraba en un profundo sueño, en almas de tendidas gasas, en carnes casi crueles que los esperaban hasta el límite de los cielos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario