martes, 24 de abril de 2012

Traducción libre del Capítulo 68 de Rayuela (Julio Cortázar) del glíglico al español Emilia Fernández

Apenas él le decía insultos, ella se los devolvía y gritaba con odio, entre salvajes golpes y mordiscos entre ambos. Cada vez que él quería evadir las agresiones, más golpes en su cuerpo recibía y tenía que devolvérselos a su esposa, sintiendo que poco a poco su dignidad se esfumaba, se iba extinguiendo, desapareciendo, yendo hasta quedar tendido como la sábana de su cama, la cual se ha llenado de sangre, unas cuantas veces por la riña. Y sin embargo, solo era el principio, porque en un momento dado ella se detenía y luego seguía, consiguiendo que él respondiera su ataque, brutalmente. Apenas podían moverse, por como su riña los dejaba, de pronto era la hora de salida, los pequeños hijos de ellos venían, con la sirvienta, el hijo mayor de un golpe entró ¡Dios! ¡Dios! Gritaba en la puerta del cuarto; en el aire se sentía la sorpresa, la desesperación y la vergüenza. Temblaban los dos, se veían nerviosos, y todo empeoró cuando todos llegaron; en cuanto vieron el cuarto, el rostro de todos se puso pálido al verlos a los dos ensangrentados, hasta el desmayo de ambos.

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