jueves, 26 de abril de 2012

Traducción libre del Capítulo 68 de Rayuela (Julio Cortázar) del glíglico al español David Guerrero

Apenas él le contaba el poema, a ella se le agolpaba el corazón y caían en sus mejillas salvajes gotas de lágrimas, y a la vez él se sentía exasperante. Cada vez que él procuraba sanar las heridas, se enredaba en un problema quejumbroso y tenía que revolucionarse de cara al error, sintiendo cómo poco a poco las emociones se desaparecían, se iban desvaneciendo, invisibles, hasta quedar tendidas como una sábana de algodón a la que se le han dejado caer unas gotitas de color. Y sin embargo, era apenas el principio, porque en un momento ella se secaba los ojos consintiendo en que él aproximara más su cariño. Se abrazaban, algo como un sentimiento los unía, los estrechaba, y sentían el amor, de pronto era el clima, las hermosas nubes blancas de las más lindas, la nube negra apareció desvaneciendo las otras del cielo en una horrorosa tormenta. ¡Corre! ¡Corre! Gritaba en lo alto de una rama, se sentía el frío, temor y oscuridad. Temblaba el frío, se venía lluvia, y todo se ensuciaba en una profunda caverna, en la montaña de argentinos gozos en Chubut, casi crueles que mataron hasta el límite un animal.

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