El vino, esa cascada sobre los párpados
es como la amargura que provoca
el dolor.
El dolor es como el amor,
viene y se va, muchas veces permanece.
Estoy enamorado y pienso en
esa persona, el amor permanece
la pasión vive.
Mi corazón, dentro de ese
laberinto, no piensa lo que hace,
está locamente enamorado.
Es un amor que nace y no
desaparece,
la amo y la seguiré amando.
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ResponderEliminarJae, bienvenid@. Nos alegra mucho que le haya gustado este poema de David. Esperamos que regrese a leernos cuando quiera! Saludos y gracias por venir a Castelliatura.
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