miércoles, 18 de abril de 2012

Traducción libre del Capítulo 68 de Rayuela (del glíglico al español) Andrea Soto Taborda

Apenas él le dedicaba el poema, a ella se le ablandaba el corazón y caían en llanto y en salvajes pensamientos, en sustos exasperantes. Cada vez que él procuraba pensar las pelusas, se enredaba en una grisácea queja y tenía que convulsionar de cara al mundo, sintiendo cómo poco a poco las campanillas se empezaban a quebrantar, se iban apelotando, rompiendo, hasta quedar tendido como el café de agonía al que se le han dejado caer unas libélulas de orquídea. Y sin embargo, era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tragaba los lagartos, consintiendo en que él aproximara suavemente su oro. Apenas se entreplumaban, algo como un unicornio los toreaba, los atraparía y comería, de pronto era el sillón, la furiosa violencia de las marmotas, olla, lluvia del orgullo, las esporas del mariposario en un sobre húmedo pausado ¡Vos! ¡Vos! Golpazos en la cresta del mono, se sentía ballena, perros y marinos. Temblaba el torso, se vencían los pájaros, y todo se revolvía en un profundo pincel, en llamas de agua gasas, en caricias casi crueles que los ordenaban hasta el límite de las garzas.

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