martes, 8 de mayo de 2012

Traducción libre del Capítulo 68 de Rayuela (Julio Cortázar) del glíglico al español, Steve Arancibia

Apenas él le daba el masaje, a ella se le sudaba toda la espalda y caían en gotas, en salvajes bolas, en salpicaduras. Cada vez que él provocaba reclamar las cosas, se enteraban en un grifo, que poco a poco se abría, se iban alborotando, relacionando, hasta quedar tendido como agua del mar a la que se le han dejado caer unas paladas del barco. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se torturaba los huesos, consintiendo en que él aproximara suavemente sus pinturas. Apenas se revolcaban, algo como un escorpión los asustaba y murmuraban. De pronto pasaron al sillón, las estrofas saliendo de las métricas, la molestó y la invocó del orgullo, las esposas del muchacho en una auténtica agasapada. ¡Eche! ¡Eche! el polvo en la línea del muro, se sentía mal y bajamos del barco. Temblaba el agua, se mecían las olas y todo se resolvía en un profundo  principio  en el muelle, llegamos sudados, con cosas en las manos casi crueles que les ordenaban el límite de los gustos. 

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