miércoles, 23 de mayo de 2012

Traducción Libre del Capítulo 68 de Rayuela (Julio Cortázar) Del glíglico al español Abigaíl Rojas

Apenas él le amaba el poema, a ella se le golpeaba el corazón y caían en angustias, en salvajes amores, en sustos desesperantes. Cada vez que él procuraba relajar las inconveniencias, se enredaba en un rimado quejumbroso y tenía que evolucionar de cara al novato, sintiendo cómo poco a poco las ardillas se despellejaban, se iban apelotando, reduciendo, hasta quedar tendido como el trigal de armonía al que se le han dejado caer unas fisuras de caricia. Y sin embargo era apenas el pincipio, porque en un momento dado ella se torturaba los labios, consintiendo en que él aproximara suavemente su debilucho. Apenas se entreplumaban, algo como un unicornio los agrandaba, los asfixiaba y tartamudeaba, de pronto era el limón, la estirpada convincente de las métricas, la degollada en boca de lluvia del orgullo, los premios del espasmo en una sobredosis angosta ¡Oye! ¡Oye! Desposados en la cresta del murmullo, se sentía para amar, felinos y magos. Temblaba el troll, se vencían las mariposas, y todo se resolvía en un profundo pesar, en fibromas de argumentos gasas, en caricias casi crueles que los penaban hasta el límite de las angustias.

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