jueves, 21 de junio de 2012

Traducción libre del Capítulo 68 de Rayuela, del glíglico al español (Sofía Rojas)


Apenas él le alababa su belleza, ella se columpiaba en el silencio, caían hormigas, salvajes demonios en pétalos desesperados. Cada vez que él procuraba acercarse, los insectos se enredaban en un tejido quebradizo y tenía que incorporarse de cara al talón, sintiendo cómo poco a poco sus piernas se quebraban, se iban apretando, reduciendo, hasta quedar tendido como el trapecio al que se le han dejado caer unas figuras de caricatura. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se levantaba del silencio, consintiendo en que él aproximara suavemente sus lunas. Apenas se columpiaban, algo como una luz los encendía, los excitaba y movía, de pronto era el silencio, las fragancias conmovedoras de los gemidos, el llanto, la lluvia del orgullo, las promesas de una madre golpeada. ¡Evade! ¡Evade! Volcanes en el mujeriego, se sentía palpitar, felinos y barbudos, temblaba, se vencían las marionetas, y todo se resolvía en un profundo pincel, en palomas de erguidas alas, en caras casi crueles que los operaban hasta el límite de la cúspide.

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